INFORMACIÓN SOBRE LA MUERTE DE UNA ESPÁTULA EUROPEA (Platalea leucorodia) EN EL PARQUE EÓLICO DE URBEL DEL CASTILLO (BURGOS) EL DÍA 4 DE OCTUBRE DE 2023.
Datos recopilados y elaborados por Isidoro Fombellida en base a los informes
del proyecto NIOZ.
Jef era un ejemplar macho de Espátula europea (Platalea leucorodia) nacido en el verano de 2023 en una colonia de los Países Bajos, y que fue dotado de un emisor para su seguimiento por satélite dentro del proyecto NIOZ del Royal Netherlands Institute for Sea Research, entidad dependiente del NWO (Dutch Research Council). El objetivo de este proyecto es conocer los detalles de la migración de esta especie protegida entre sus zonas de nidificación y las de invernada, en todos los aspectos relacionados con su biología, ecología y conservación. Adicionalmente, el conocimiento de la migración de esta ave permite detectar las características de la migración de otras especies afines.
El seguimiento realizado es de gran detalle, ya que con una periodicidad de diez minutos permite conocer aspectos tales como actividad del ave (si en vuelo o posada), coordenadas de posición, altura y velocidad de vuelo, temperatura del ambiente, etc.
A lo largo del verano, el ejemplar mencionado se desplazó hacia el sur en compañía de otros congéneres (a de entenderse que siempre que nos refiramos a este ejemplar marcado ha de considerársele en compañía de otras espátulas, pues son aves gregarias), deteniéndose para alimentarse y descansar por espacio de varios días en marismas costeras atlánticas al sur de su localidad de nacimiento en Holanda.
El día cuatro de octubre de 2023 se hallaba en las marismas de la bahía de Arcachón (Gironda, Francia) partiendo de allí en su último desplazamiento al sur que le llevó hasta las inmediaciones del pueblo de Montorio (Burgos, España) donde murió por impacto contra un aerogenerador del parque eólico Urbel del Castillo. Días después, sus restos y el emisor satelital fueron recogidos en la ladera del monte al pie del mencionado parque eólico por personal de la universidad de Extremadura.
En la siguiente imagen de Google Earth (fig. 1), observamos el último vuelo de Jef, de unos 370 kilómetros, realizado sin escalas entre las 6:57 y las 15:18 (ocho horas y veintiún minutos), a una velocidad media de 45 km/h:
Descrito en detalle este vuelo, en base a la información alojada y ofrecida en la plataforma “Movebank” por el Royal Netherlands Institute for Sea Research, se observa que Jef partió de la bahía de Arcachón hacia el sur-suroeste de madrugada, a las 6:57, sobrevolando las albuferas de Sanguinet y Biscarrosse para salir al mar en Les Tilleuls a las 8:07, y continuar siguiendo la línea de costa sobre el mar hasta Hondarribia, cuya costa alcanzó a las 10:27. Desde aquí viró al oeste para sobrevolar la costa guipuzcoana hasta Itziar, donde a las 11:27 viró al suroeste para, por Eibar, Durango y Amurrio, atravesar los montes vascos por el puerto de Orduña a las 12:57. Tras pasar el valle de Losa y los montes de Valderejo, cruzó el Ebro por Cillaperlata a las 13:47, pasando los Montes Obarenes y los llanos de La Buerba para llegar a la altura de Hontomín a las 14:47. En este punto, la bandada describió finalmente un arco al N-NO, pasando junto a los aerogeneradores más orientales del parque eólico Quintanilla (círculos rosas), (fig. 2):
Para girar luego al O-SO alcanzando Montorio a las 15:17. En esta localidad, las espátulas viran al sur hallando en su camino una alineación de seis aerogeneradores del parque eólico de Urbel del Castillo, con una separación entre palas de unos 185 metros. La última información dada por el sistema de seguimiento antes del impacto, tomada a una distancia aproximada de 1250 metros de los aerogeneradores, indica que entonces las espátulas volaban en dirección perpendicular a ellos, acercándose a una velocidad de 65 km/h, y una altura de 1371 metros sobre el mar, con visibilidad total, siendo la altura al pie de los aerogeneradores de entre 1020 y 1040 metros sobre el mar.
La figura 3 muestra, en imagen de Google Earth, ese último registro obtenido antes del impacto con la ficha conteniendo los parámetros explicados más arriba:
Tras el impacto existen indicios de que el ave herida se movió en un corto radio en el entorno en que tomó tierra, situado a unos 450 metros de los aerogeneradores. Los restos hallados el día 11 de noviembre, es decir, siete días después del incidente, consistieron en plumas del ave siniestrada y el aparato emisor, lo que indica que el cuerpo fue aprovechado por los carroñeros. El emisor se mantuvo activo en todo momento, incluso durante todo el proceso de su recuperación.
Es en la figura 4 que se muestra el registro subsiguiente al impacto, obtenido en el lugar donde el ave herida aterrizó y estuvo debatiéndose hasta morir, situado a 435 y 490 metros en línea recta de los aerogeneradores más próximos (flechas rosas):
Por consiguiente, tomando en cuenta la velocidad de vuelo y la trayectoria, así como la inmovilidad del ave aterrizada en el monte, el choque hubo de producirse a las 15:18 del día 4 de octubre de 2023.
CONCLUSIONES
1/ El fenómeno migratorio de las aves resulta desconocido a la escala en que es necesario para estimar el impacto de la implantación de parques eólicos en España. Una muestra de ello es que con el reducido numero de ejemplares y especies que son monitorizados cada año, algunos de ellos resultan en eventos fatales como el que aquí se ha descrito.
2/ Al tiempo que hemos ofrecido aquí un ejemplo con resultado de muerte para esta especie y en esta temporada de su migración al sur, existen otros ejemplares de espátula europea igualmente monitorizados en esta temporada que han corrido igual riesgo en una veintena de parques eólicos activos. Y que han utilizado en sus desplazamientos localizaciones de parques eólicos en fase de tramitación, adjudicación administrativa y construcción.
3/ Una derivada fundamental de este evento de siniestralidad de un ave migratoria en un parque eólico radica en la inconsistencia de los protocolos de seguimiento de mortalidad que se vienen aplicando para medir el impacto de los aerogeneradores en aves y murciélagos, ya que se consideran radios de búsqueda de cadaveres muy inferiores al medio kilómetro que en el caso real aquí descrito se tiene por comprobado, y que se ha conocido solo porque el ave muerta portaba un localizador por satélite, pues de otra manera nada se hubiera sabido.
4/ Observese también, y la foto de la figura 4 es un buen ejemplo de ello, que resulta materialmente imposible hallar los cadáveres de pequeñas aves y murciélagos en entornos arbustivos y arbolados como en dicha imagen se observa. Lo que nuevamente pone de manifiesto la nula aplicabilidad de los protocolos en uso para la medida del riesgo eólico sobre aves y quirópteros, ya que los restos de este ave, a pesar de su gran tamaño y plumaje blanco, perdidos entre los arbustos a casi medio kilómetro de los aerogeneradores, no habrían sido nunca hallados por el equipo de seguimiento del parque eólico.